La levadura es un organismo unicelular, microscópico y omnipresente en nuestra biodiversidad, con múltiples aplicaciones en diversos campos de la actividad humana.
Su uso más tradicional es la elaboración de productos alimenticios fermentados, como el pan, la cerveza o el vino, que forman parte esencial de la dieta de los seres humanos desde hace miles de años y en la actualidad son consumidos a diario por millones de habitantes del planeta.
La levadura, junto con la harina de cereales, el agua y la sal, es básica en el proceso de fabricación del pan, confiriéndole esponjosidad, consistencia y textura y aportando, además, aromas y sabores únicos e irremplazables.
Asimismo, la levadura es insustituible en los procesos industriales de vinificación y producción de cerveza, siendo responsable de la generación de alcohol, aportando aromas y sabores únicos y diferenciales a los distintos elaborados enológicos.
En la actualidad, es utilizada también como fuente de aromas naturales y como condimento en la industria alimentaria. Además, los suplementos nutritivos a base de levadura gozan desde hace décadas de gran aceptación por su gran valor nutritivo, con alto contenido en oligoelementos (minerales, vitaminas y aminoácidos esenciales), indispensables para un organismo saludable.
Más recientemente, las levaduras y sus derivados han comenzado a desempeñar un papel crucial en otros campos de la nutrición humana y animal (probióticos), la cosmética, la salud humana (producción de moléculas medicamentosas), la protección y fertilización de cultivos, o en la producción de biocombustibles de segunda generación.
La Industria de la Levadura es un importante actor de la Industria europea de la Alimentación, empleando a unas 3.500 personas en la Unión Europea.
Se estima que alrededor de 475 millones de ciudadanos europeos consumen a diario productos que contienen levadura. La producción europea anual de levadura hoy en día se sitúa en torno al millón de toneladas, de las cuales unas 600.000 se consumen en la propia Unión Europea. El consumo global anual de levadura se calcula en alrededor de 3 millones de toneladas.